Lo primero que debemos hacer es identificar lo que nos hace sentir mal, situaciones en las que estamos incómodos o personas que nos quitan nuestra energía positiva. La mayoría de las veces estamos rodeados de ellas y no siempre somos conscientes de ello. Las personas negativas te quitan la energía porque dejan en nosotros duda, culpa, ansiedad o una baja autoestima.
Recuerda siempre que todos somos energía, cada cual tiene su propia carga energética y nos corresponde saber utilizarla, porque ella es la que nos une a Dios.
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Deja ir a esas personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente.
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Paga tus cuentas a tiempo. Al mismo tiempo cobra a quién te debe o elige dejarlo ir, si ya es imposible cobrarle. Las deudas no caducan con el tiempo, aunque la ley te proteja; sé responsable, es mejor hacer un plazo de céntimo a céntimo, que perder tu preciada energía y tu palabra.
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Cumple tus promesas. Si no has cumplido, pregúntate por qué. Siempre tienes derecho a cambiar de opinión, a disculparte, a compensar, a renegociar y a ofrecer otra alternativa hacia una promesa no cumplida; aunque no como costumbre. La forma más fácil de evitar el no cumplir con algo que no quieres hacer, es decir NO desde el principio.
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Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que prefieres no hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas. Aunque no debes huir de responsabilidades y no todo el tiempo es factible, muchas veces por puro control o por no darnos el permiso, seguimos perdiendo tiempo en nimiedades y abandonando lo verdaderamente significante en nuestras vidas.
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Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad. La naturaleza, tiene ritmos y tu vida también. No actuar en el momento erróneo te quita energía y no parar cuando lo necesitas, también.
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Tira, recoge y organiza, nada te roba más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas. Uno por uno, toma cada papel, cada recuerdo y hasta cada sueño y elige.
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Da prioridad a tu salud. Sin la maquinaria de tu cuerpo trabajando al máximo, no puedes hacer mucho. Toma sol por las tardes, medita, respira, báñate en el mar, haz ejercicio en la naturaleza, escucha a tu cuerpo y elimina las toxinas. Pide cita en el médico y hazte una revisión y mira si te faltan minerales o vitaminas. Aliméntate con comidas orgánicas (sin pesticidas) y frescas; trabaja en la prevención para evitar pasar por la crisis de una enfermedad. Un cuerpo sin energía es un aviso.
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Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja; y toma la acción necesaria. Resignarte a una situación y sentirte que no tienes control, sólo conseguirá drenarte.
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Aceptar. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar.
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Perdona. Deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo.
excelente tema buenos consejos gracias.
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