Esta meditación de autosanación, se practica cuando debemos dar energía a nuestro sistema inmunológico. Es importante que conozcamos nuestro cuerpo para practicarla con los primeros síntomas.
También ayuda a defender nuestro campo de energía de la negatividad.
Por la noche antes de dormirnos, dedicamos un tiempo para hacerla o si lo prefieren también se puede practicar a primera hora, antes de levantarnos y empezar lo cotidiano.
Tumbadas en la cama de espaldas, tomamos contacto con nuestra respiración, después vamos llevando la atención por las distintas partes de nuestro cuerpo: pies, piernas, bajo vientre, abdomen, pecho, espalda, brazos, manos, cara, nalgas, cadera, espalda, hombros y cabeza, también se puede empezar por la cabeza y terminar por los pies.
En cada parte prestamos atención a la energía, como se nota en el interior, nos paramos en disfrutar unos minutos.
Ahora, prestamos atención a la globalidad del cuerpo, subiendo y bajando como si de una ola se tratase, de pies a cabeza, de cabeza a pie.
Permanecemos unos minutos en este ejercicio, disfrutando cada parte del cuerpo, cada célula, cada hueso, de la totalidad del mismo.
No debemos preocuparnos si la mente se aparta y se va tras algún pensamiento, sólo tenemos que caer en la cuenta y volver nuestra atención al cuerpo.
La sanación radica en profundizar en nuestras raíces internas, y, en la continuidad del ejercicio de autosanación.
Es un buen ejercicio para favorecer nuestro sistema inmunológico especialmente para los pacientes que padecemos del alguna enfermedad inmunológica.
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Si, toda ayuda es buena siempre que no nos olvidemos de tomar nuestra medicación.
Un saludo cordial
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