Cuando no somos capaces de expresar nuestras emociones o sentimientos, “el cuerpo grita lo que la boca calla”. Por ello, es importante compartir, hablar, porque la palabra es una de las mejores terapias que hay.
Tenemos que aprender a no quedarnos nada adentro.
Nos han educado para no tomar decisiones, que otros las tomen por nosotros, pero debemos crecer, dejar de dudar, de ser indecisos porque ello causa ansiedad, angustia, depresión, por ello, hay tantas personas con padecimientos nerviosos y problemas de estómago.
La vida es decisión continua, renuncia, dejar atras valores para ganar otros.
Continuamente tenemos que buscar soluciones a los ditintos problemas que se nos plantean, si somos negativos, nos escudamos en los demás, en el lamento, la llantina fácil, el pesimismo o la murmuración, caeremos enfermos. Porque debemos apreder a fluir tambien en la adversidad. El pensamiento marca mucho nuestra energía y si éste es negativo terminamos por enfermar. Ante la oscuridad lo mejor es encender el celemín.
En muchas ocasiones vivimos aparentando una realidad que no existe, queremos demostrar que vivimos bien en el amplio sentido de la palabra: “no nos falta de nada, una familia perfecta, una salud de hierro, derrochamos alegría, aunque carezcamos de ella”. Estamos dando una imagen que no es real y eso se termina pagando con la salud. Somos como una cebolla podrida, cuando empezamos a quitar las capas aparece la podedumbre.
Para no enfermar tenemos que aceptar nuestra realidad, potenciar la autoestima, aprender a vivir desapegados y tratar de vivir lo más saludablemente posible. Cuando no nos aceptamos a nosotros como somos, nos volvemos envidiosos, celosos, copiones, murmuramos de los demás y nos volvemos destructivos.
Aprender a aceptarse es aceptar las virtudes, los defectos y las criticas.
Las piedras del camino hacen que nos desengañemos continuamente, pero esto no debe hacernos desconfiados, hay que aprender a ser abiertos, comunicativos, crear amistades verdaderas, tener confianza, fe y compartir la vida.
La risa es uno de los mejores antidotos contra la depresión y alarga la vida, la tristeza genera enfermedades. Una cara triste y apagada no atrae, una cara alegre, sonriente es la mejor presentación de la persona.
La comunicación, el diálogo, la risa, la alegría y el humor alejan la enfermedad y alegran el sitio en el que estemos.
“La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma”.
Bach