¿Quién soy?

Mariloli nací, en Alcalá de Guadaíra, soy sevillana, andaluza y española. Me encantan la claridad y la alegría. No me gusta nada el calor, soy curiosa, inquieta, optimista y católica.
Siempre estoy en constante evolución.
El primer colegio en el que estudié, en Alcalá de Guadaira, no recuerdo su nombre. Estaba entre la calle Concepción, donde nací y viví y la calle Calderón Ponce donde también estuve viviendo un tiempo.
Después mis padres me matricularon en un colegio religioso en el centro de Alcalá, creo que era de las Hermanas de San Vicente de Paúl. Siempre estaba castigada por lo traviesa que era.
Al final mis padres se fueron a vivir al campo de las Beatas y allí estudié en el colegio público que estaba frente a los Pinares. ¡Me encantó! Tengo muy buenos recuerdos de aquel colegio, y de forma especial de una profesora concreta Doña Isabel de Rossi. Muchos años después, viviendo en Sevilla, la encontré y fue mutua la alegría. También tengo buenos recuerdos del sacerdote que nos daba religión: don Francisco Ramírez Paguillo. Lo recuerdo con su sotana y su moto vespa.
Mi padre era malagueño y mi madre sevillana. Cuando yo tenía nueve años mis padres se mudaron a Sevilla. Estudié en el colegio Nacional España, glorieta de Covadonga, en pleno parque de María Luisa ¡Qué feliz fui en él!
El colegio se construyó para la Exposición universal de 1929 y por dentro es muy bonito.
En la planta baja había un piano y, casi a diario, me llamaban la atención porque mis manos aporreaban las teclas. La planta alta tenía el suelo de madera, yo tengo un pisar fuerte y mis profesoras siempre me decían: «Ruinervo, pisa flojito».
Llevo este colegio en el corazón. Sólo me dieron clase dos profesoras doña Carmen Lázaro Brouet, 5º y 6º, y doña Amparo Fombuena Beser, 7º y 8º. El director era Don Alonso Cerrato.
Con quince años me matriculé en el Instituto Murillo, el que me pertenecía, también en pleno parque María Luisa. Pero un día una amiga me pidió que la acompañase a la academia Femenina del Sagrario, en pleno centro sevillano, ya que quería matricularse allí y mientras ella se informaba yo me dediqué a pasear y conocer el edificio, en aquel tiempo yo quería ser religiosa. Descubrí la pequeña capilla de la academia y allí delante del Santísimo tuve claro que aquel sería mi lugar de estudios en vez del Instituto.
Además de su fundador, que era sacerdote -don José Ruiz Mantero-, varias profesoras eran religiosas, también había un par de sacerdotes; el resto de los profesores y profesoras eran laicos y con diferentes ideologías, a pesar de que la directora, María Rodríguez, era de férreas ideas católicas.
Buen recuerdo tengo de todos, y de forma especial del profesor de inglés… ya que me case con él.
Allí estuve estudiando desde los quince hasta los veintiuno, a pesar de estar trabajando como Secretaria en Seguros Bilbao.
Siempre me ha encantado la lectura, escribir, oír música, pintar, cantar y, de vez en cuando, acariciaba la guitarra. Me gusta el deporte, de forma especial caminar y nadar, lo cual hago diariamente.
Practico a diario la meditación, y el yoga un par de días a la semana.
La vida me ha llevado por diversos caminos, aunque quería ser religiosa y también médico, estuve varios años en un taller de pintura artística y, al final, estudié Secretariado y, más tarde, Teología y Monitora de adultos. También me gusta la informática y, por último, me he sentido llamada por las terapias alternativas. Pero sobre todo soy esposa y madre.
Me considero polifacética. Me gusta compartir todo lo que aprendo, porque como dice el filósofo Robert Hartman «Cuando uno enseña, dos aprenden«

En mi blog encontraréis en su justa medida un poco de todo lo que me gusta.

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«Locus Serenitatis»

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