BAUTIZADOS, CRISTIANOS Y MISIONEROS
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquél de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios».
Palabra del Señor
En esta semana vemos como el Evangelista nos vuelve a hacer hincapié en la importancia de recibir al Espíritu Santo.
Pero al igual que Juan nosotros no somos los protagonistas, el protagonista es Dios que nos envía su Espíritu para fortalecernos.
La frase “Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” es la gratuidad de darse por los demás, coger el dolor de la humanidad y dar la vida por amor.
A nosotros, nos cuesta entender este tipo de amor; pero no es masoquismo, ni sentir dolor por que sí, es simplemente una entrega generosa y voluntaria por todos y especialmente por los más débiles.
Buena semana a todos