Reflexión al Evangelio según S. Marcos 10, 17-30 – XVIII T. Ordinario -CicloB


En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:   –Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Jesús le contestó:  –¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.

Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.

Él replicó:  –Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.

Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:   –Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo–, y luego sígueme.

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:   –¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!

Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:    –Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.

Ellos se espantaron y comentaban:   –Entonces, ¿quién puede salvarse?

Jesús se les quedó mirando y les dijo:    –Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.

[Pedro se puso a decirle:     –Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo:   –Os aseguro, que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura vida eterna.]            Palabra del Señor

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Al joven del Evangelio le pasa lo mismo que  a nosotros, creemos que con cumplir ya tenemos ganado el Reino de los Cielos, pero el bolsillo que no nos lo toquen. La riqueza no sólo se refiere al dinero, sino tambien al poder, ese poder que nos hace egoistas, avariciosos e inhumanos. El poder que aplasta al más débil sin darle la oportunidad de vivir.

Preferimos la riqueza material antes que la espiritual. Son pocas las personas creyentes y no creyentes que vivimos el presente sin pensar en «tener algo para el futuro», ¿Cuántos vivimos confiando que cada día tiene su afán? ¿Cuántos sin tener un mínimo de seguridad? Pués esa es la cuestión, seguir a Cristo es vivir  confiando en Él y en la Providencia.

La mejor forma de cumplir los mandamientos es amando con un amor generoso, comprensivo, empático, ese amor que se da sin esperar nada a cambio, sólo así podremos alcanzar la salvación.

No nos vayamos como el joven del Evangelio con el ceño fruncido por no compartir y perdernos la mayor riqueza que debe tener un cristiano la vida eterna.

Buena semana a todos.

 

 

 

 

Acerca de El Taller de la Serenidad "Locus Serenitatis"

Aprendiz de todo y maestra de nada en constante evolución. Aprendo, practico y comparto. Conocerse a sí mismo es el mayor saber. Galileo Galilei
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