En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor confirmaba la Palabra con las señales que los acompañaban. Palabra del Señor
Cada evangelista escribe sobre La Ascensión de forma diferente, pero todos coinciden en recordarnos que fue algo muy importante en sus vidas.
Por ello, Marcos, nos invita para que seamos una iglesia abierta, atrevida y decidida a vivir el Evangelio.
Tenemos que recuperar el deseo de leer el Evangelio personalmente y en comunidad, compartir lo que nos dice y luego ponerlo en práctica. No limitarnos a escuchar lo que nos dicen otras personas por muy instruidas que estén.
La Iglesia actual da la impresión qué se ha quedado como dispensadora de Sacramentos y nada más; deberíamos aprovechar que muchas personas se acercan a pedir el Sacramento sin saber realmente que significa en sus vidas como cristianos católicos y acercarlos al Evangelio como nos recuerdan el Concilio Vaticano II y el Papa Francisco: “que debemos volver a la fuente original para que seamos testigos creíbles, Iglesia transmisora de alegría y fe, lugar de encuentro y renovación que transformará nuestra vida”.
¡¡Buena semana a todos!!

Agradecidos por ser la madre de Jesús