Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:
—«¿Tú quién eres?».
Él confesó sin reservas:
—«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
—«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
—«No lo soy».
—«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió:
—«No».
Y le dijeron:
—«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
—«Yo soy al voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
—«Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
—«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor.
El Evangelio de hoy nos anima a allanad el camino, a prepararnos en este domingo de gozo (Gaudete).
Tenemos que estar preparados para recibir la Luz que en dos semanas ya estará entre nosotros.
Para recibir al Hijo de Dios tenemos que haber crecido en la fe, no seguir viviendo en la fe que un día de pequeños aprendimos.
Crecer en la fe significa aclarar nuestras dudas a la luz de la Palabra de Dios e ir tomando conciencia de lo que significa para nosotros. La institución muchas veces con sus normas no nos deja aclarar las dudas y estas terminan por alejarnos.
Cuando nuestra fe es firme y estamos convencidos de ella, llega la necesidad de compartirla con los demás, pero siempre sin imponerla.
Cómo María en este domingo de gozo y alegría (Gaudete), allanemos el camino para recibir al Mesías, quitemos de nuestro corazón el egoísmo, la ira, el orgullo, la vanidad y todo aquello que nos cierre al amor de Cristo Jesús.
Buena semana
Locus serenitatis 