Cuento Israelita

Dicen que un joven fue a visitar a un hombre sabio y le contó las dudas que tenía acercade sus sentimientos por su familia. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y le dijo una sóla cosa.

-Ámala

El muchacho le dijo:

-Pero aún tengo dudas

-Ámala, le dijo de nuevo el sabio.

El sabio vio que el joven seguía desconsolado, después de un corto silencio, le dijo:

-Hijo, amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción se llama AMOR.

El amor es como un ejercicio de jardinería hay que arrancar lo que hace mal, preparar el terreno, sembrar, tener paciencia, regar y cuidar.

Hay que estar preparado para las plagas, sequías, exceso de lluvias, pero nunca se abandona el jardín.

-Siguió el Sabio: ame, es decir, acepte, valorice, respete, dé afecto, ternura y admire y comprenda. Pero sobre todo simplemente ame.

-¿Sabes por qué?
Porque la inteligencia, sin amor, te hace perverso;
La justicia, sin amor, te hace implacable;
La diplomacia, sin amor, te hace hipócrita;
El éxito, sin amor, te hace arrogante;
La riqueza, sin amor, te hace avaricioso;
La docilidad, sin amor, te hace servil;
La pobreza, sin amor, te hace orgulloso;                                                                                        La belleza, sin amor, te hace ridículo;
La autoridad, sin amor, te hace tirano;
El trabajo, sin amor, te hace esclavo;
La simplicidad, sin amor, te desprecia;
La política, sin amor, te deja egoísta;

Y LA VIDA SIN AMOR, NO TIENE SENTIDO.

 

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