Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Palabra del Señor
El Evangelio de hoy es muy corto y muy claro. Dios Padre ama tanto a la humanidad que entrega a su Hijo para que todos los que le amen tengan vida eterna. Jesús no viene a juzgar, Sino a traernos la salvación.
En esta fiesta de la Trinidad, Dios nos llama a vivir unidos, a ser capaces de alumbrar la parte del mundo que vive en oscuridad, a cambiar el odio por amor, la guerra por la paz, en definitiva a ser capaces de transformar el mundo en un lugar habitable y confortable para todos. Dios no es un ser solitario, sino un ser comunitario.
Como en años anteriores, escogemos en nuestra parroquia este día para celebrar la renovación de la promesas matrimoniales de todos los matrimonios que asistimos a la Eucaristía dominical.
En el matrimonio se hace patente el amor de Dios desde el día en que decidimos compartir nuestras vidas, poniéndolo en el centro de ella y creando una familia en la que tratamos cada día de vivir los valores cristianos.
Tengamos buena semana

¡Sean felices! ¡Qué Dios les bendiga!