En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que este siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con
vosotros y está con vosotros. No os dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él». Palabra del Señor
Jesús nos conoce y sabe de nuestras incertidumbres, de nuestros miedos y de nuestras búsquedas. Por eso, nos dice que, si le amamos, si confiamos en Él, no nos dejará sólo porque su Espíritu estará con nosotros.
El mundo no lo conoce porque para conocerlo hay que huir del ruido y buscar el silencio, encontrarnos con nuestro interior y escuchar la Palabra de Dios que continuamente nos interpela y nos llama.
El silencio nos da miedo, no nos gusta, porque descubrimos como somos realmente y preferimos vivir en la ignorancia o creyendo que somos lo que realmente no somos.
El ruido, el bullicio, nos aleja de nosotros y por lo tanto de Dios, que habita en nuestro interior.
Para descubrir el misterio insondable de Dios hay que alejarse del bullicio y estar atentos a lo que nos pide.
El sosiego nos lleva a descubrir si tenemos fe en Cristo, vivo y resucitado o estamos en caminos que nos alejan de Él.
Si somos acogedores, cercanos, respetuosos y cumplimos la máxima cristiana de amar al prójimo, entonces la verdad está con nosotros y la verdad prevalece sobre las injusticias del mundo.
La Iglesia de España celebra hoy la Pascua del Enfermo con el lema: Salud para tí, salud para tu casa.