Mucha gente acompañaba a Jesús, él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran , diciendo: «este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar». ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso de del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discipulo mío». Palabra del Señor
San Lucas como siempre nos recuerda en su evangelio las enseñanzas de Jesús, enseñanzas que nos acercan a la verdad, la justicia, la paz, el amor y la libertad.
Hoy nos dice que no podemos empezar un proyecto de forma arbitraria y sin haber sopesado los pros y contras. Porque cualquier proyecto requiere de esfuerzo para poder llevarlo a término.
Nadie construye una torre sin calcular los gastos, nadie comienza algo sin saber si podrá terminarlo.
No pensemos que lo que nos indica Jesús es que seamos pasivos y no nos lancemos a la aventura, ¡no! Lo que nos está proponiendo es la construcción del Reino de Dios y esto es tan importante que nadie puede decir me lanzo, sin antes reflexionar que es lo que vamos a hacer y saber las fuerzas y el dinero con el que contamos.
La tarea de ser discípulos es muy importante, tenemos que saber qué es lo que vamos a hacer, hacía donde vamos, cómo vivimos y por supuesto los medios que tenemos para realizar la labor.
Jesús nos dice que vivamos dentro de la realidad que tenemos, que no vivamos en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente y éste no es más que nuestro día a día.
Si queremos que su Palabra llegue no usemos un vocabulario rebuscado y de otra época, sino el que se ajusta a los tiempos en que vivimos sino, no lograremos conectar con las personas.
En estos tiempos de vaivenes, los cristianos tenemos mucho que decir y sólo se oye la voz de unos pocos, los demás vivimos en la comodidad, muchas veces viviendo de réditos del pasado.
La fe debe movernos a vivir el evangelio en el entorno que nos toque aún sabiendo que no será fácil, pero teniendo la certeza de que Él siempre está apoyándonos.