En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo». Palabra del Señor
Esta semana San Juan nos recuerda que debemos ser testimonio del mensaje de salvación en el mundo.
Aunque Dios quiere que sepamos movernos solos, nos envía el Espíritu para nos dé fuerzas cuando nos sintamos desfallecer, alegrar nuestro camino y cada día nos recuerda que debemos ayudar a quitar barreras, a sembrar la paz, a construir la justicia y a repartir el amor de Dios.
Pero para poder hacer lo anterior debemos conocer bien la Palabra de Dios y vivirla.
Veintiún siglos después, ¿seguimos siendo fieles a su Palabra? ¿Dejamos que la luz del Espíritu nos guie cada día? Ser seguidores de Cristo es cumplir con amor su Palabra.
Hoy primer domingo de Mayo los dedicamos como siempre a Cáritas, pero también celebramos la Pascua del enfermo y deberíamos preguntarnos si realmente somos conscientes de que ellos son los preferidos del Padre y que es en ellos en los que debemos volcar nuestro amor.