Hemos pasado unos días en Siles (Jaén), al pasear vimos esta pequeña culebra tendida en el asfalto, yo la fotografié, mi amiga Rosa la molestó porque la creyó muerta y mi hija Esther le escribió este microrrelato que comparto.
«Ahí estaba ella. Delante de mi. Tomando el sol estaba. Le pregunté si se había comido ya al elefante pero me contestó enfadada que nunca tuvo interés en parecer un sombrero, que los humanos nos ponemos demasiado imaginativos cuando queremos escribir algo que parezca interesante. Y que ella no comía elefantes porque en Siles no hay… Como mucho ardillas. Porque, además, andaba perdida por las calles del pueblo y no sabía volver a campo abierto. Y en las calles asfaltadas una serpiente no tiene mucho sobre qué hincar el diente. Le expliqué cómo volver al campo. Me dio las gracias y se fue»
Esther Auxiliadora Ponce Ruinervo