Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados». El les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que
quería decir. El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres. Palabra del Señor
Hemos esperado como cada Navidad el Nacimiento del Mesías y hoy con gozo y alegría podemos decir: ¡Jesús vive entre nosotros!.
A pesar de no ser una festividad muy antigua en el seno de la Iglesia, los cristianos celebramos hoy la la fiesta de la Sagrada Familia. El Papa León XIII la promovió muchísimo, porque resalta los valores en los que se debe basar la familia.
Jesús como cualquiera de nosotros aprendió el amor y los valores que nos ayudan a crecer como persona viendo como actuaban sus padres. Él se pierde en el templo y sus padres, como haríamos nosotros buscan a su hijo, le recriminan y Él les contesta que se está ocupando de las cosas de su Padre.
Jesús en este pasaje evángelico nos dice que todos somos hermanos y juntos formamos la familia de los hijos de Dios, aunque tengamos nuestra familia consanguínea.
Pero la familia hoy, no es sólo la familia a la que todos estamos acostumbrados, sino que existen otros tipos de familias, muchas veces cuestionada por los más conservadores.
Para Jesús, la familia es algo más que una unión cerrada y patriarcal. Para Él la familia es un huerto que se abona con el encuentro, la misericordia, la acogida, la cercanía, el respeto y sobre todo el amor. En una familia nunca deben existir las cadenas que opriman, quiten libertad y esclavicen.
Basándonos en el evangelio deberíamos reflexionar cómo es nuestra familia ¿un huerto que se abona con amor o una cadena que amarra y quita libertad?
¡Feliz día de la familia! Sean felices