En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» Palabra del Señor
Este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey con la que cerramos el año Litúrgico.
El evangelista nos trae un diálogo entre el hombre que manda en el imperio y el hombre que sirve como signo de perdón y libertad para toda la humanidad.
Vemos en este evangelio como debe ser el comportamiento de la Iglesia, una iglesia servidora, cercana, acogedora, donde la justicia, la verdad y el amor prevalezcan por encima de todas las desigualdades que existen en nuestro mundo.
La iglesia no debe ser poder, sino servicio.
Todos los seguidores de Jesús deberíamos seguir sus pasos, poner aliento allí donde falta, liberación donde hay opresión, esperanza donde crece la desesperanza, acercar la fe a los incrédulos y ofrecer perdón a los necesitados de él, pero sin recriminaciones.
La Iglesia hoy más que nunca necesita ser Luz; necesita alejarse de los poderes para acercarse a los más humildes.
¡¡¡Feliz semana y disfruten y preparémonos para empezar el Adviento!!!