En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Palabra del SeñEl evangelio hoy nos recuerda que Jesús envíaba a sus discípulos de dos en dos para colaborar en la instauración del Reino de Dios.
Hoy, también nos lo pide a nosotros. Él nos da la fuerza necesaria para trabajar por un mundo más sano, más ecologico, más humano, en definitiva ayudar a las personas a liberarse de las esclavitudes.
Jesús no nos ve como una Iglesia estática, sino siempre en movimiento, sin ataduras y dispuestos para estar donde seamos necesarios. Tampoco debemos preocuparnos por la comida, ni por nuestra seguridad porque hace que nos olvidemos de nuestra misión como Iglesia viva y activa seguidora del Resucitado.
Para llevar su palabra necesitamos convertirnos, trabajar por la paz que es el fruto de su presencia en nosotros y convicción de curación para ayudar a sanar el alma y el cuerpo.
¡¡Feliz semana!!!