Vamos a sentarnos como siempre, los pies bién apoyados en el suelo, las palmas de las manos sobre nuestros muslos o pegados al regazo, la postura nunca debe ser forzada, sino natural.
Con esta meditación vamos a conseguir paz mental.
Cerramos los ojos y nos centramos en nuestra respiración, esta debe ser totalmente natural, tomando conciencia de cada inspiración, pausa y espiración.
Observamos como entra el aíre, tomando conciencia de su paso por nuestro interior y despues hacemos lo mismo al expulsarlo.
Está focalización es el centro de nuestra respiración.
Nuestra mente inquieta y siempre en continuo ir y venir, observamos como ahora los pensamientos van y vienen, pero nosotros los dejamos pasar, no nos detenemos en ninguno.
Si en algún momento nos entretenemos en algún pensamiento no pasa nada, volvemos siempre a centrarnos en la respiración.
Cuando practicamos este ejercicio de respiración, nuestra mente se va encontrando con la paz, la serenidad, la quietud y esto nos ayuda a que nuestra mente cada vez se distraiga menos y vaya centrandose.
Si observamos el sólo hecho de practicar este ejercicio de respiración va relajando la mente, pero tambien nuestro cuerpo que poco a poco recobrará la calma que hemos perdido.
- Meditación
- Meditación