La persona humana es un actor y deberíamos caer en la cuenta que deberíamos ser nosotros mismos en todas las actitudes de nuestra vida.
Escuchemos esta historia y apliquémosla a nosotras:
“En cierta ocasión acompañe a un amigo a comprar el periódico, este saludo con suma cortesía al dueño del quiosco, el cual, por su parte le respondió con brusquedad y descortesía. Mi amigo mientras recogía el periódico que el quiosquero le había arrojado de mala manera, sonrió y le deseo al vendedor un buen fin de semana.
Cuando emprendimos de nuevo el camino, le pregunté a mi amigo: ¿Te trata siempre con tanta descortesía?
Si, por desgracia.
¿Y tú por que eres tan amable con el, cuando el es tan antipático contigo?
Porque no quiero que sea el quien decida como debo actuar yo.
La persona plenamente humana es aquella que consigue ser ella misma en todos los momentos de su vida. Sin embargo la mayoría de nosotros actuamos según sople el viento.