La puerta hacia la libertad

En un lejano país vivía un rey que generaba mucha polémica por su forma de actuar. Cuando cogía prisioneros de guerra los llevaba a una gran sala y les decía a todos: «Os voy a dar una oportunidad de vivir, miren el lado derecho de esta sala»
Los prisioneros miraban y veían a los guardias armados con arcos y flechas, listos para pasar a la acción. «Ahora miren al lado izquierdo de la sala», volvió a decir el rey.
Al mirar, los prisioneros vieron una gran puerta negra. La decoración de la puerta eran cráneos humanos y de picaporte un cadáver; todo ello tallado en la madera, pero causaba verdadero miedo.
«¡Escojan!» dijo el rey.
Los prisioneros miraban al lado derecho y al izquierdo, y sólo de ver la puerta el pánico era tan grande que todos elegían el lado derecho, preferían morir atravesados por las flechas que atravesar esa siniestra puerta. Así murieron millares de prisioneros.
Un día, la guerra terminó. Pasado el tiempo, uno de los soldados del «pelotón de flechas» estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: – «Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?».
El rey respondió: «Pues bien, ve y abre esa puerta negra». El soldado fue, y aunque sentía miedo abrió la puerta esperándose lo peor. El soldado se quedó perplejo. La puerta daba a un camino lleno de luz, árboles, flores y un cartel decía:

«Eres libre. Este es el camino de tu libertad».