Dice la leyenda que un hombre se despertó un día con sus manos esposadas sin saber quien lo hizo. La realidad era que no podia utilizar sus manos.
Durante un buen tiempo intento quitarselas pero fue imposible, estaba prisionero. En el intento de quitárselas se magulló las muñecas. Harto ya de tanto forzejeo, decidió buscar ayuda. Todas las personas que le ayudaron sólo consiguieron acrecentar el dolor de sus muñecas y manos, aparte de hacerle diversas heridas. Decidió dejar de pedir ayuda, aunque se le hacia muy cuesta arriba sentirse prisionero y no poder utilizar sus manos.
Cuando ya habia perdido toda esperanza, decidió regresar a su casa. Tiro por un camino diferente al habitual y vio que a mitad de la calle había un herrero. Se acercó le pidió ayuda y el herrero puso las manos alrededor del yunque y con cuidado logró partir las esposas que esclavizaban al hombre.
Por fin estaba libre, que agradable poder mover sus manos y sentirse libre al fin. Sintió tanta gratitud hacia el herrero que decidió quedarse para siempre en la herreria ayudando al herrero en su trabajo. Se libro de las cadenas de sus manos, pero su mente lo encadenó para siempre al herrero.