Se puede hacer por la mañana asomados a la ventana o en un lugar donde nos llegue el aire fresco.
Nosotros vamos a ponernos de pie en el jardín, dejamos los brazos caídos a lo largo del cuerpo y vamos respirando muy lentamente, sintiendo como entra el aire por la nariz y va bajando poco a poco hasta nuestro abdomen.
Ahora levantamos la mano derecha, ponemos y ponemos el dedo pulgar oprimiendo el orificio derecho de la nariz sin dejar entrar el aire.
Inspiremos aire por el orificio izquierdo despacio. Para ayudarnos podemos contar mentalmente hasta seis.
Retenemos la respiración contando hasta seis.
Ahora espiramos el aire dejándolo salir por el orificio derecho de la nariz, tapando el izquierdo con el dedo y contamos hasta seis.
Ahora lo hacemos a la inversa, cerramos el orificio izquierdo, inspiramos por la derecha y contamos hasta seis. Retenemos el aire contando hasta seis y después espiramos por el mismo orificio.
Cuando notemos que nuestros pulmones están llenos, vamos a pensar en el agua, el agua limpia, purifica. Imaginemos que el agua recorre nuestro cuerpo dándonos un lavado profundo.
Sintamos el agua que recorre nuestro cuerpo. Observemos la respiración durante estos minutos que el agua recorre nuestro cuerpo limpiándolo de impurezas.
Ahora vamos a centrarnos en la respiración, cada vez que inspiremos y espiremos podemos ir ampliando el tiempo, pero al inspira introducimos mentalmente tengo salud, en la próxima inspiración tengo alegría, tengo optimismo.
Al espirar soltamos mentalmente la ansiedad, la angustia, el estrés y todo aquello que nos quite paz.
Ahora volvemos a la paz mental y corporal, estamos unos minutos en silencio y salimos lentamente de la relajación, pero intentemos no perder la quietud y la paz interior que hemos conseguido con este ejercicio. Como siempre compartimos la experiencia.