En este ejercicio sólo debemos sentarnos. Pero no sentarnos sin más sino en contacto con nuestro ser.
Sentémonos con los pies apoyados firmemente en el suelo y las manos sobre las rodillas.
Cerramos los ojos
Respiramos.
Nos concentramos en la respiración
Cada vez que nuestra mente se distraiga, volvemos a concentrarnos en la respiración.
Observamos como trabaja nuestra mente.
Nos fijamos cómo una y otra vez la mente vuelve a su trabajo.
Observemos nuestra mente y sigamos respirando.
Si los pensamientos vienen, dejémoslo que vengan.
Si los sentimientos surgen, dejémoslo que surjan.
Sólo observamos nuestra mente. No los aceptamos ni los rechazamos. Simplemente observamos. Simplemente vemos.Hemos terminado ¿qué tal?