Bailando «al compás» bajamos al jardín y, con sol, luces y flores, nos queremos relajar, sólo falta que quien sabe nos quiera enseñar.
Cada cual enseña lo que sabe
aunque todos no saben lo que enseñan.
Ser maestra es misión de gente buena
portadora de alegría
sembradora de valores
buscadora de paz
todos los días.
Yo le conté a una persona fría
que en esta Sevilla mía
en los bajos de una iglesia
un jardín florecía.
Si Calderón en su barca
sus sueños dejó
sería porque los sueños
sueños son.
Nosotros no soñamos
alguien nos hace reír
nosotros reímos
ella nos hace vivir.
Esta iglesia
esta sala
está llena
llena de suspiros
de aromas de flores
esparcidos de mil colores .
En este jardín de flores
todas tienen nombre
todas huelen a rosa
todas tiene perfume
todas tienen aroma.
Es un jardín encantado
de pequeños ramilletes
de risas y desenfados
de juegos y bailes
de flores que viven
que viven y saben a gloria.
Son flores,
son mujeres,
son claveles
son rosas.
Todas responden
tienen su nombre
Tú, que crees.
Son ramilletes completos
de Carmen, Carmela y Mari Carmen
todas bailan y juegan
Mira este ramillete
siempre juntas
bailando al compás
Clara, Conchi, Dolores, Engracia y Esperanza.
Flores que reúnen
Estrella, Eulalia, Fina, Isabel y Josefa.
Son de olores y perfumes
muchas Loli y Manoli
otras son María, Marisol o Matilde
Paquita, Rosas y Rosarios
que con Avelina y Belén (te dan)
Amparo y Salud.
Son todas las flores
son un carrusel
de olor y fragor
de risa y alegría
este es un jardín
de enorme simpatía.
Pero no termina aquí, siempre en el camino suelen aparecer, los Gerardo, José y Rafael y el narciso que les cita, este si es Andrés.
Y así vivimos en el jardín
Si en el vivimos y reímos
si jugamos y bailamos
nuestra paz y alegría
a ella se lo debemos.
Pues no hay jardín que florezca
si no se riega, si no se cuida
son sus manos de rosa
que transmiten armonía.
A ella este jardín le agradece
su olor, fragancia y simpatía
a quien con mimo lo cuida.
No te vayas jardinera
no te vayas duendecillo
no te vayas Mariló.
A una profesora, una maestra del saber y la alegría que derrocha amor y simpatía.
Es difícil tener contento a todos, todo el tiempo y, este grupo humano, de mujeres y hombres, te da las gracias de corazón.
Es difícil en un «ratito» cada día, poder encontrar quien te ofrezca, tanta paz y alegría.
De todo corazón gracias Mariló.