Este domingo encendemos la primera vela de la corona de Adviento. A su luz escuchamos como Jesús nos anima también hoy a «estar en vela, porque no sabemos cuando vendrá realmente el Señor». Mantenernos despiertos, no por miedo sino por amor. Una espera orante, atentos a lo que el Señor en cada momento nos irá indicando para preparar y anunciar su venida.
Tenemos que estar preparados porque vendrá cuando menos lo esperemos. Vivimos en un mundo cada vez más alejado de Dios, más deshumanizado, lejano de los pobres y sufrientes, porque queremos vivir desde la comodidad y preocupándonos sólo de nosotros y nuestros allegados. También a la comunidad eclesial le pasa esto. Vive en muchas ocasiones de espalda a los marginados y enfermos, mirándose a sí misma.
Hoy se nos anima a saber mirar, tener los ojos bien abiertos, ser capaces de ir más allá de nosotros mismos, porque la esperanza no es una actitud de ceguera sino de corazón; ojos y mente abiertos hacia las personas que cada día pasan hambre, no tienen para pagar la luz o la vivienda, no tienen un lugar donde poder descansar o en su enfermedad no encuentran una mano amiga donde poder apoyarse.
¡Despertemos!, caigamos en la cuenta, la iglesia, y todos en general, debemos ser esperanza y luz para realmente anunciar y preparar la venida del Mesías.
¡¡¡Feliz semana, feliz Adviento!!!