-¿Puedes decirme cuánto pesa un copo de nieve? –le preguntó un colibrí a una paloma.
-Nada –fue la respuesta.
-Si eso es lo que piensas, que no pesa nada, te voy a contar una historia:
El otro día me posé en la rama de un pino, cerca de su tronco. Hacía frío y comenzó a nevar mansamente. No era una de esas ventiscas terribles que azotan los árboles y los retuercen dolorosamente. Nevaba como un sueño, sin violencia, sin heridas. Como no tenía nada que hacer, empecé a contar los copos que caían sobre la rama. Había contado exactamente 3.741.902 copos, cuando cayó el siguiente -sin peso alguno, como tú dices- y quebró la rama.
Dicho esto, el colibrí levantó el vuelo.
La paloma, una autoridad en la materia desde tiempos de Noé, se puso a reflexionar y, pasados unos minutos, se dijo: “Quizás tan sólo sea necesaria la colaboración de una persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo”
(Kurt Kauter).