En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: « ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
El evangelista, hoy, nos hace caer en la cuenta de como nuevamente los oyentes de Jesús se escandalizan porque se presenta “como el Pan vivo bajado del cielo”. El Señor pasa de ser maná a ser cordero y ahora pan.
Si caemos en la cuenta, estos elementos pertenecen al ámbito de la alimentación y Jesús quiere llamar nuestra atención para que sus seguidores nos alimentemos de Él sino nuestra vida estará vacía, carecerá de sentido.
Comer el Pan vivo bajado del cielo significa vivir al estilo de Jesús, meditar su palabra, aprender de su forma de actuar, de su cercanía para con todos, de forma especial con los más desheredados, vivir sabiendo que el centro de nuestra existencia es Dios mismo.
Jesús tiene vitalidad y fuerza al hablar, sabe que quienes le sigue tratan de vivir como Él lo hace, por ello “quien habita en mí, yo habito en él”. Esto es la comunión verdadera.
La eucaristía es el pilar central de nuestra fe, en ella compartimos la mesa y la fe, nos nutrimos de su Palabra, pero también de su Cuerpo y su Sangre, y gracias a ello
“Viviremos para siempre”.
Hoy vivimos una gran crisis, decimos creer pero no vamos a la Iglesia, eso lo vemos incluso en nuestros propios hijos que abandonan la práctica al crecer. Esto es una realidad cada vez más extendida, y que causa dolor a todos, pero que no sabemos como atajar aunque nos preocupe.
muy bueno gracias por compartir
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