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02/02/2009 0:31:52
Jesús ve que ha llegado el momento de anunciar el Evangelio, el tiempo se termina y debe comenzar a extender el Reino de Dios.
No lo duda, no tiene miedo, se lanza a proclamar la Palabra de Dios porque sabe que en ella está el futuro del hombre y de toda la humanidad.
En aquel momento, Jesús elige a otras personas para que le ayuden y estos responden que “Sí” con prontitud, dejan todo y le siguen, toman conciencia de que tienen que llegar a todos y de forma especial a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad.
2009 años después Jesús sigue llamando. Sigue esperando que tomemos el relevo. Sin embargo, nosotros hacemos caso omiso, relegamos la llamada. La sociedad en la que vivimos no ayuda mucho, “vivir la fe” no está de moda, pero esto no debe de afectarnos, si no todo lo contrario, debe reforzar nuestra fe, debemos ponernos si cabe, con más amor en las manos de Dios, dejarnos llevar por Él. Debemos hacer silencio ante tanto ruido, tanto trasiego y así es difícil escuchar, meditar y saber responder.
Respondamos “Sí” a la llamada, porque es lo que espera Jesús de nosotros; el testigo de la fe no se puede apagar y para eso necesita nuestras manos, nuestra boca, nuestro ser, porque la mejor forma de propagar el amor de Dios a todos los hombres es “Amando” al estilo de Jesús. Así lo entendió Pablo, perseguidor de cristianos, que se convirtió en evangelizador y del que hoy celebramos la fiesta de su conversión.
Tenemos que estar seguros de nuestra fe, dar testimonio de ella en esta época que nos toca vivir y donde nos llegan continuamente eslóganes de “Posiblemente Dios no exista, vive la vida”.
Nuestra respuesta debería ser “Vivo la vida porque Dios está en cada instante de ella”. Pero claro… ¡eso se tiene que notar!.
¡Sean felices y déjense amar por Dios!