Caricias


Las caricias son demostraciones de amor en su amplia extensión. Con ellas mostramos nuestros sentimientos y afectos en las diferentes situaciones. Para cada momento tenemos una caricia distinta, siempre ligada a la afectividad.

Acariciamos a nuestros hijos, a nuestros maridos o familiares con sensibilidad y ternura, también acariciamos a nuestros amigos en determinados momentos como apoyo o para consolarlos en el dolor.
También damos caricias en momentos de alegría o felicidad, ofrecemos abrazos para transmitir protección, serenidad y sobre todo cariño.
En la relaciones sexuales, las caricias son el preámbulo a una conexión más íntima. No necesariamente tenemos que llegar a la entrega total o máxima, podemos estar horas acariciándonos sin pretender nada más. El ejemplo lo tenemos en la sexualidad Tántrica donde lo principal es la conexión energética, que se desencadena a través de las múltiples caricias.
A través de estas caricias nuestros sentimientos se elevan y damos paso a la pasión y el deseo en su estado puro, nos dejaremos llevar y gustosamente disfrutaremos de lo que es totalmente natural.
Pero hay muchas más caricias, como aquellas que podemos ofrecer a nuestro cuerpo con el único y exclusivo fin de la relajación física sin llegar al deseo sexual aunque algunas personas crean que es imposible.
Ahora os dejo un ejercicio por si deseáis practicarlo:
Lo primero que haremos es lavarnos las manos con jabón, o simplemente enjuagarla con abundante agua.
Como siempre busca un lugar cómodo, donde no te distraigas, ni haya ruidos.
La temperatura que sea cálida, la luz suave, si lo deseas enciende una vela o varita de olor.
Ahora durante unos breves minutos realizaremos ejercicios de respiración para conseguir relajarnos.
Cierra tus ojos, pero no los fuerces, deja fluir tus pensamientos, tu mente, poco a poco irás desconectando, te sentirás luz, paz, serenidad, estarás en equilibrio.
Es el momento de realizar este ejercicio que nos reportará grandes beneficios.
Puedes realizarlo a solas, o acariciando o dejándote acariciar por otra persona. Tú decides.
Ten presente que el fin de este ejercicio es la relajación corporal, no la excitación, ni el encuentro sexual.
Ejercicio:
Échate de forma cómoda en la cama, boca arriba, separa tus brazos del cuerpo, y comienza acariciando la parte interior de tus brazos, de uno en uno, con las yemas de los dedos, tienes que hacerlo suavemente, de arriba abajo y de abajo arriba, tienes que notar una suave caricia que masajea tus antebrazos y brazos.
Cuando decidas terminar haz lo mismo con la parte exterior del brazo y antebrazo. Hazlo muy suave buscando la máxima serenidad.
Hazlo también de la misma forma en tu pecho, estómago, y vientre. Costillas. Cuando hayas completado toda la zona, toma aire profundamente, expúlsalo y vuelve a tomar aire de la misma forma.
Da la vuelta y ponte boca abajo, tú sol@ no podrás llegar a toda la espalda, así que busca ayuda, dile que pasee lentamente las yemas de sus dedos por tu columna de arriba abajo y de abajo arriba, suave, muy suave, lentamente. Tu cuerpo irá entrando en una relajación profunda, la serenidad se irá haciendo dueña de todo tu cuerpo.
Baja un poco tu cabeza con respecto al cuerpo y empieza a relajar tu nuca, hazlo dando suaves masajes con las yemas de los dedos en forma de círculos. Recuerda que estamos masajeando suavemente, sin presión.
Seguimos masajeando la cabeza de la misma forma, rotando nuestros dedos por toda la cabeza.
.Cuando decidas terminar esta parte del cuerpo, quédate un rato tumbad@, disfruta de esta relajación, de este bienestar que ahora sientes, incorpórate lentamente y quédate sentad@ con las piernas estiradas.
Ahora haz los mismo por tus muslos, acarícialos lentamente con las yemas de tus dedos, tus piernas, por último el empeine de tus pies.
Date la vuelta y ponte boca abajo paseando tus yemas por las nalgas, ahora quizás necesites nuevamente ayuda, que masajeen el interior y trasero de tus mulos, tus piernas y planta de los pies, siempre suavemente, lentamente. Poco a poco notarás todo tu cuerpo en total relajación.
Si has decidido terminar, incorpórate lentamente, abre tus ojos poco a poco y disfruta de esta relajación conseguida.
Este ejercicio te reportará relajación muscular, energía positiva, al centrar tu atención en las caricias tu mente se relaja, combate las molestias físicas, mejora tu estado de ánimo, reafirma tu autoestima, mejora tu estado en general y activa tus buenos deseos y sentimientos.
Disfrutad de este sano ejercicio.

namaste

Acerca de El Taller de la Serenidad "Locus Serenitatis"

Aprendiz de todo y maestra de nada en constante evolución. Aprendo, practico y comparto. Conocerse a sí mismo es el mayor saber. Galileo Galilei
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Muchas gracias por su aportación. Un cordial saludo

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