El anillo

El hijo llegó a casa para consultar con su madre un problema:

Mamá, me siento poca cosa, todo me sale mal y carezco de fuerzas para mejorar, soy totalmente idiota.

¿Aconséjame? ¿Qué hago para que me valoren más?.

La madre le dijo: –hijo mío, primero ayúdame a resolver mi problema-

¿Qué puedo hacer mamá?

La madre sacó un anillo que tenía guardado: cógelo y ve al mercado para venderlo, trata de sacar la mayor cantidad de dinero posible, es muy valioso, véndelo urgentemente necesito el dinero.

No dejes que te den menos de una moneda de oro.

El hijo cogió el anillo y sin dilación se fue al mercado.

Trato de venderlo, pero todos después de mirar el anillo le daban de lado, un anciano tendero le explico que ese era mucho dinero para disponer de él rápidamente y mucho más en aquel mercado.

Un mercader le ofreció varias monedas de plata, pero el joven rechazó el ofrecimiento.

Desesperado, decidió regresar a su casa, lamentando no tener unas monedas de oro para ayudar a su madre.

-Mamá- dijo cuando llego a la casa, no he podido venderlo, el anillo debe tener poco valor. Sólo un mercader me ofreció varias monedas de plata.

Querido hijo, lo primero que tenías que haber hecho era ir al joyero.

Él será quien valore el precio de esta joya. Ve y luego vuelve a casa con el anillo. No lo vendas.

El hijo fue a la joyería y quedó gratamente sorprendido:

El joyero le ofreció 60 monedas de oro, – si no tuvieras prisa podría conseguirte hasta 70 monedas de oro-

El hijo loco de alegría fue a su casa a dar tan feliz noticia a su madre.

Contó a su madre todo lo que le había dicho el joyero.

La madre sin dejar de sonreír le dijo:

–queridísimo hijo, tú eres como este anillo, valioso y único, solo un especialista puede valorarte.

Al igual que a este anillo, cualquiera no puede valorarte.

Beso a su hijo en la frente y volvió a guardar el anillo.