Todos tenemos que aprender a cambiar, pero cambiar no es fácil, todos nos resistimos porque cambiar implica dejar la comodidad, dejar nuestros egoísmos y tener apertura para efectuar el cambio.
Para cambiar y alcanzar las metas que nos proponemos, debemos aprender en primer lugar a enfrentarnos a nuestra realidad, si no podemos cambiarla sólo nos queda aceptarla, pero si nos lo proponemos seguro que algo podremos hacer. Cambiar implica riesgo, avanzar por caminos que muchas ocasiones desconocidos, pero si tenemos confianza en nosotros nos lanzaremos. Si sale bien, estupendo, si no sale como habíamos pensado, no pasa nada, recuerda “de los cobardes nunca se ha escrito nada”. El riesgo es parte de la vida, le da aliciente a nuestro existir y en nosotros está el avanzar o seguir estancados aunque no nos guste.
Para cambiar lo primero que debemos tener muy claro es que queremos hacer, hacía donde vamos y algo muy importante voluntad para iniciar el camino del cambio y para luchar con los escollos que seguro nos encontraremos en el camino.
Puede que queramos cambiar de trabajo, cambiar algún rasgo de nuestra personalidad que no nos gusta, la forma en que actuamos en determinados momentos, etc. Pero si estás decidid@, ¡adelante!, no te escudes en afirmaciones negativas que enturbiarán tu mente y no te dejarán avanzar, pon un pensamiento positivo y créelo, confía en ti.
Aquí os dejo un pensamiento negativo y otro positivo:
No tengo edad paras empezar esto – Ahora es el momento y quiero
Podría poner muchos más, pero eso os lo dejo a vosotr@s.
No busquemos pretextos para empezar a cambiar, sólo tenemos una vida, aprovechémosla, vivámosla, disfrutemos de ella, recuerda que “el destino baraja las cartas y nosotros la jugamos”.