Vamos a observar nuestra mente
. Nuestra mente tiene dos niveles uno conocido y otro que no conocemos.
Hoy vamos a trabajar los dos, pero antes tenemos que bajar hasta lo más profundo de nuestro ser, desde ahí programaremos de nuevo. Déjate llevar, no tengas miedo, hoy será otra persona más optimista, más vitalista.
Nos sentamos cómodamente, recuerda que la espalda, tu tronco, tu cuello deben estar rectos, sin ningún tipo de molestias, debes sentirte cómoda y relajada en tu asiento. Apoya bien los pies en el suelo, tus manos como siempre en tus muslos y con las palmas hacia arriba.
Antes de cerrar tus ojos, contempla lo que hay frente a ti, (puede ser una silla, una mesa, una pared, un decorado) durante 5 minutos, deja que venga hacia ti, tú solo lo ves, te haces consciente, pero no cambies nada, no juzgues, deja que lo que ves se refleje como si fueras un espejo.
Cierra los ojos y dirigí tu mirada hacia tu interior, escucharas los ruidos, porque estas despierto, consciente de todo lo que pasa a tu alrededor, nota como tu respiración se va haciendo más suave, pero tú no la controles, simplemente déjala hacer. Inspiras, pausa y espiras y en cada espiración vas soltando, déjate llevar.
Observa como cada parte de tu cuerpo se hace pesada, vas sintiendo tu cuerpo relajado… minutos de música
Observa tu respiración como es ella quien va llevando calma a tu todo tu ser, deja que aflore una palabra de felicidad, quizás surjan varias, pero tú solo elijes la que exprese lo que sientes en este momento.
Coge la palabra, siéntela en tus manos, acércala al corazón, toma conciencia de lo que estas sintiendo en estos momentos, pronúnciala mentalmente, ¿Qué sientes?, repite para tu interior una cualidad que te gustaría tener… música… ahora afirma esa cualidad, ya está dentro de ti, por ejemplo: soy acoged@r, ya la has afianzado, ha quedado grabada en tu memoria, haz esto con todas las palabras que te hagan más optimista, más feliz, sentirás como vas cambiando de adentro hacia fuera. Hazlo siempre que espires y así la interiorizaras más profundamente.
La imagen que has visto al principio de esta meditación te ha ayudado porque te has concentrado en ella, intenta visualizarla ahora, no te agobies si no lo consigues, es cuestión de práctica.
Vuelves al ritmo de tu respiración, cuando lo desees, mueves las manos, los pies y, sin prisas ve uniéndote al grupo.