El mendigo ciego


Un mendigo ciego pedía sentado en una plaza con un cartel que decía: “Ayúdenme soy ciego” pero pocas personas le echaban una moneda.

Paso un ejecutivo reparo en él, cogió el cartel y escribió algo, y se fue. Ahora todo el que pasaba echaba monedas en el gorro que el ciego tenía delante.

Al atardecer volvió a pasar el ejecutivo, se acercó y vio que el gorro estaba casi rebosando de monedas.

Puso su mano en el hombro del ciego, este lo reconoció le dio las gracias y le pregunto que había puesto en el letrero:

-Sólo he cambiado el mensaje-

“Que bello día para disfrutar y yo no puedo verlo”.

CIEGO

Acerca de El Taller de la Serenidad "Locus Serenitatis"

Aprendiz de todo y maestra de nada en constante evolución. Aprendo, practico y comparto. Conocerse a sí mismo es el mayor saber. Galileo Galilei
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