Para crecer como personas tenemos que aprender a perdonar. Perdonarnos a nosotros y perdonar a los demás, esta es la mejor manera de crecer como personas. Muchas veces buscamos excusas para no perdonar, ni perdonarnos, y esto nos lleva a no sanar interiormente. Como todo en la vida es cuestión de aprender, pero también de dejar aparcado nuestros egoísmos por que este nos impide avanzar en el perdón.
Muchas personas no consideran el perdón necesario pero, sin embargo, es un valor importante para darnos seguridad, para querernos y querer a los demás. Todos cometemos errores y reconocerlo es lo mejor que podemos hacer porque nos va a ayudar a mejorar y seguir avanzando en nuestro camino.
Cuando perdonamos somos más felices porque el perdón nos quita de encima el peso de la culpa, aleja el rencor y nos ayuda a seguir avanzando y progresando en nuestra vida. ¿Has pensado lo exigente que eres contigo mismo y con los demás? Muchas veces el no cumplir las expectativas que queremos nos hace sentir que no servimos para nada, nos devaluamos como personas y también a los demás si no cumple con los requisitos que nosotros creemos deben tener. Pero como humanos que somos ¿has pensado que cometer errores es normal?.
No podemos cambiar ciertas cosas de nuestra vida, tampoco nuestras vivencias del pasado, pero si podemos aprender a vivir mejor y a cambiar nuestra actitud. Hay un adagio que dice: “Cuando yo me ayudo, mi vida cambia”, y eso es lo que debemos hacer aprender a ayudarnos, a cambiar. Todos podemos cambiar, no debemos aferrarnos a la idea: “Así nací y así me moriré”. Recuerda que somos seres racionales y todos tenemos la capacidad de cambiar, pero para ello, debemos tener primero la intención y segundo la voluntad para hacerlo.
Hay un refrán que dice: “perdonar es hacer borrón y cuenta nueva”. Lo que nos está diciendo es que una vez que hemos perdonado, lo perdonado es pasado, con lo cual no podemos estar luego reprochándonos o reprochando a los demás lo ocurrido.
Es verdad que hay cosas que no podemos olvidar, pero si podemos aprender a soltarlas, dejarlas de lado, porque esto nos ayudará a seguir creciendo como personas.
Otro dicho dice: “yo olvido de corazón pero no de mente”, eso no es perdón, perdonar es eso: perdonar. Acogernos o acoger al otro, amarnos o amar al otro, ser felices y hacer felices a los demás. Cuando perdonamos de verdad, dejamos de lado el egoísmo, el reproche, el pasado y nos centramos en vivir el presente que nos ayuda a construir el futuro.
Cuando perdonamos y nos perdonamos sentimos los beneficios del perdón, porque nuestro interior cambia y esto hace que veamos las cosas desde otras perspectivas, veamos a los otros con otros “ojos” y nuestra actitud va generando confianza y crecimiento.
Perdonar es un acto personal, sólo tu decides si te pides perdón o si se lo pides a los demás, pero cuando decidas hacerlo comprenderás que algo en ti cambia, que no es tan difícil perdonarse, ni pedir perdón a la persona que hemos dañado, al revés notarás la alegría de hacer algo que tenías que hacer y esto te llenará de satisfacción.
Lo primero que tienes que hacer es perdonarte a ti mism@ por los errores, pero eres humano y aprender de los errores es de sabio.
Lo segundo, perdonar a los demás por el daño que te hayan podido causar, pero ellos también son humanos y por supuesto cometen errores.
Por último aprender a aceptar el perdón de los demás, aceptar las disculpas que el otro te ofrece, porque el otro también habrá tenido que aparcar su egoísmo, su vanidad, para dar ese paso tan importante, no todos estamos dispuestos a reconocer que hemos fallado.
Debemos caer en la cuenta que habrá personas que no quieran pedir perdón, ni personas que quieran ser perdonadas. No pasa nada, tu debes actuar según te dicte tu conciencia, insistir y el tiempo siempre se encarga de poner las cosas en su sitio.
Dice que el evangelio que “debemos perdonar hasta setenta veces siete”, dicho de otra forma, perdonar y perdonarnos siempre que cometamos un error. Porque perdonar es vivir la caridad, demostrar el amor, la cercanía, la acogida, pero sobre todo el perdón es muy necesario en los lugares donde anida el odio y la venganza. Perdonar nos hace más humanos, mejores personas, por lo tanto estamos sanando nuestro interior, estamos mejorando nuestra forma de vivir y sembrando la semilla del amor.