Un nadador experimentado, soñaba con nadar en el agua helada del mar de su tierra.
Se sumergió en ella y comenzó a nadar, sin darse cuenta se alejó muchísimo y comenzó a caer la noche,
Cuando llevaba varios km. nadando empezó a notar el frio en sus extremidades y cansancio, buscó en la oscuridad la orilla para poder subir y buscar cobijo. En su intento chocó con un peñasco, se aferró a él y allí quedo agarrado, cuando empezó a sentir que sus fuerzas desfallecían, desesperado, llamó a Dios diciéndole:
– ¡Ayúdame Dios mío! No quiero morir
Dios le contestó: – Suelta la piedra y nada sólo un poco más.
El hombre muerto de frio y miedo se estrujó a la piedra con más fuerza.
Al día siguiente el equipo de salvamento que salió a buscarlo lo encontró congelado, agarrado a la piedra que sobresalía a escaso medio metro de la orilla, y a solo dos pasos de un saco de dormir y víveres para alimentarse.
¡Qué difícil nos resulta aveces solo confiar en su voluntad! Pero si no lo hacemos, no nos damos cuenta de lo que podamos estar perdiendo.
Que linda reflexión!
Saludos.
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Joe pues si q acia frio pa elarse eee jajaja
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