En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Él les dijo: «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, y vivieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Palabra del Señor
En el evangelio de hoy comprobamos que al principio los seguidores de Jesús eran muy poquitos, sólo tres: Juan y dos de sus discípulos. También nos dice que Jesús pasaba y es Juan quien repara en Él y les dice: mirad «Este es el Cordero de Dios».
Juan conocía las escrituras en profundidad, sabía que el Hijo de Dios había nacido, crecido y vivía de forma humilde, que moriría sacrificado como un cordero. Juan y sus discípulos empiezan a seguirlo, sin saber muy bien adonde les llevará ese seguimiento, Jesús ve como lo siguen y se vuelve a preguntarles: ¿Qué buscáis?
Hoy somos muchos los seguidores, los que escuchamos su Palabra, los que le seguimos de forma libre, pero deberíamos hacer un parón, hablar con Él y dejar que nos haga la pregunta ¿Qué buscáis?
¿Qué buscamos realmente en el seguimiento a Jesús? Un bastón donde apoyarnos, un mago, una solución a nuestros problemas, alguien a quien contar nuestros problemas pero del que nos olvidamos si las cosas marchan bién… Caigamos en la cuenta. Para seguir a Jesús no debemos fiarnos de lo que dicen de Él los demás, si no que debemos experimentarlo en nuestra propia vida, conocerlo, amarlo, vivir de forma diferente a como la sociedad vive, sabiendo que somos parte de ella, pero nuestro ejemplo debe ser un testimonio claro y fiel para aquellos que andan perdidos, aquellos que no le conocen, aquellos que creen que Jesús es grande como Ghandi, M. Luther King, Vicente Ferrer, Rigoberta Menchú, ect. Jesús es grande porque es el Hijo de Dios y en Él la divinidad y la humanidad van unidas.
Nosotros debemos vivir siendo más humanos, más sanos, más acogedores, más cercanos, más libres, sentimos y vivimos la alegría de su seguimiento, estando más cercanos al prójimo porque cuando descubrimos a Jesús la vida cambia radicalmente.
¡Disfruten la semana y sean felices!
Gracias por permitir conocer esta pagina tan llena de amor y fe, sobre todo la explicación que nos dan sobre el evangelio a los que estamos conociendo e iniciándonos en la palabra de Jesús
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Hola, buen día!!! me gusta mucho su página y la consulto a menudo, quisiera por favor que me dijeran cómo puedo consultar una reflexión acerca del Evangelio de Juan 1, 3 -14 el encuentro con la Samaritana
Muchas gracias y Dios los bendiga
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Siento tardar tanto en contestar pero por motivos familiares no he podido antes, por email le hago llegar la respuesta. Un cordial saludo
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