Para relajarnos tenemos que saber respirar correctamente, esto nos ayudará a conciliar el sueño, a practicar la meditación y notaremos mejoría en nuestro cuerpo a nivel físico.
Puedes hacerlo de las siguientes formas:
Tumbado en el suelo boca arriba sobre una manta o colchoneta, con las piernas estiradas y algo separadas, los brazos a lo largo del cuerpo y ligeramente separados de éste, las palmas de las manos mirando hacia arriba y los ojos cerrados.
Sentado poniendo las manos encima de tus muslos mirando hacia arriba, también puedes poner la mano izquierda encima de la derecha, los pies bien apoyados en el suelo, la columna debe estar derecha y en línea con la cabeza, la nuca estirada y la barbilla metida hacia el pecho. Presta atención a lo que ocurre cuando respiras.
Recuerda siempre.
La respiración debe seguir el ritmo natural de la persona.
Deja que el aire entre, no lo tomes.
La respiración siempre por la nariz, relajar más, filtra y calienta el aire.
La respiración debe ser siempre abdominal y teniendo presente los cuatro movimientos de la respiración: inspira, pausa, espiras, pausa.
Practícala varias minutos al día.
Imagina que tu abdomen es una Bolsa de Respiración
Visualiza una imaginaria bolsa vacía dentro de tu abdomen… al inspirar, el aire se desplaza hacia abajo para llenar la bolsa, hinchando el abdomen… al expirar vacía la bolsa, haciendo que el abdomen vuelva a hundirse… continúa así hinchando y vaciando la bolsa imaginaria de tu abdomen.
Mantén la respiración unos segundos y al expulsar el aire afloja los hombros y ve relajando tu cuerpo poco a poco o de una vez. .
También puedes inspirar y espirar emitiendo un sonido de alivio, deja que el aire salga de forma natural.
Repite varias veces el ejercicio, toma conciencia del estado de serenidad que sientes, déjate llenar de paz, de tranquilidad. Disfruta de estos momentos.