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Apoyamos nuestro pecho sobre el brazo y lo rodeamos con nuestros brazos, miramos hacia la copa del árbol y visualizamos como entra en nosotros la energía que emana; esta procede del sol y de la tierra. Es una energía brillante y poderosa que nos llenará de paz y de serenidad.
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También podemos colocar la espalda sobre el tronco, y rodeamos el árbol con el brazo izquierdo posando la palma de nuestra mano sobre el tronco, la mano derecha la ponemos sobre nuestro plexo solar -debajo del pecho-. No concentramos en el árbol, sintiéndolo como si fuese parte de nosotr@s, a continuación pedimos mentalmente que el árbol nos regale parte de sus energías, mantente en quietud, el árbol pasará parte de su energía a tu brazo izquierdo y este a tu brazo derecho que a su vez lo enviará a tu plexo solar. Cuando decidas retirarte te sentirás más enérgica@, más unid@ a la naturaleza.
Alguno de vosotr@s ha abrazado en alguna ocasión un árbol? Si aún no lo habéis hecho, os aconsejo que lo hagáis, es una sensación maravillosa. Cuando deis un paseo por el parque o hagáis alguna excursión al campo aprovechad ese momento para abrazar uno.
Podéis abrazarlo de dos formas: