Una pareja no tenia hijos y decidió comprarse un perro.
Eligieron un pequeño pastor alemán, lo criaron con amor.
El animal le demostraba su amor cuidándolos y protegiéndolos.
Pasado algún tiempo, la pareja tuvo un hijo y relegaron al perro, éste empezó a tener celos del bebé.
Un día hicieron una barbacoa con los amigos y dejaron al niño solo en su habitación.
El perro que jugaba en el jardín, desapareció de momento y al rato apareció corriendo escaleras abajo con la boca ensangrentada.
El dueño pensó lo peor y sin dudar un segundo cogió la escopeta de caza y mató al perro en el acto.
Después fue corriendo al cuarto de su hijo, temiendo lo peor, cuando abrió la puerta se quedó perplejo, encontró al niño en su cuna pataleando y riendo.
En el suelo, al lado de la cuna yacía una serpiente degollada.
El dueño comprendiendo lo que había sucedido, comenzó a llorar amargamente y a pedir perdón a su perro que había sido fiel en todo momento.