Cuentan que un día, bien temprano, salió un pescador a pescar con mucho ánimo, ya que presentía que pescaría mucho. Tenia todas las condiciones perfectas para una gran pesca. Sobre su bote, comenzó a remar y, no muy lejos de la orilla, lanzó el ancla.
Acto seguido, comenzó la pesca. A pocos metros, una persona iba viendo lo que hacia. Esta persona notó que cuando el pescador cogía un pez, lo medía y decía:
– «este mide 15 centímetros»,
lo colocaba en su cesta y seguía pescando.
El observador notó que el próximo pez que sacó era bien grade, así que se sorprendió cuando el pescador dijo:
-«¡Este mide mucho!», e inmediatamente lo devolvió al agua. Este patrón fue
repetido en varias ocasiones. Sorprendido, el espectador le gritó desde la orilla:
-«He visto que ha tenido muy buena pesca, pero he notado que los peces bien grandes los devuelve al agua, ¿por qué siendo tan grandes los devuelve y no hace esto con los de menor medida?.
El pescador le dijo,
-» lo que sucede es que los peces grandes no caben en mi sartén que sólo mide 16 centímetros»…