“Estaba un científico en su laboratorio buscando soluciones para arreglar el mundo, pero no las encontraba. En aquel momento entró su hijo pequeño de 5 años y empezó a revolver todo, el padre cogió al niño lo sentó y de una revista cogió la bola del mundo, la corto en pedazos y se la dio a su hijo para que la recompusiera. ¿Me dejara tranquilo y no molestara pensó?
El niño en pocos segundos pego la bola del mundo en perfecto orden, el padre no podía creer lo que veía, ¿Cómo un niño de apenas 5 años había conseguido lo que el no conseguía en su laboratorio, a pesar de dedicar media vida a la investigación?
Le pregunto a su hijo ¿Cómo lo has hecho si no tienes edad de saberlo?
Contesto el niño: Muy fácil. Vi que detrás del mundo había la figura de un hombre, “recompuse al hombre” y vi que el mundo también se recomponía.
Perplejo el padre comprendió que acababa de aprender la mayor lección de la mano de un niño de apenas 5 años.