“Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado -para los demás y para los acontecimientos de la vida-, haciéndolo aflorar de las fuentes mas profundas y más intimas del propio ser. Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que siempre es un don del Creador; sean cuales sean las apariencias. Quién se vea afectado por vuestra bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero. Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento, evocarlo con gratitud. Significa, además, llamar a la felicidad para que venga sobre él, dado que nosotros no somos nunca la fuente de la bendición, sino simplemente los testigos gozosos de la abundancia de la vida”
“El arte de bendecir”