En este cuarto domingo el evangelista nos habla de Jesús como Buen Pastor, aquel que conoce a sus ovejas de una en una. De igual forma Dios nos conoce a nosotros, sabe nuestros nombres, nuestros defectos y virtudes, nuestras inquietudes y también de nuestras felicidades.
Los que tenemos como centro de nuestra vida a Jesús, deberíamos reconocer y escuchar su llamada para seguirla sin desviarnos, igual que hacen las ovejas cuando las llama el pastor. La fidelidad es esencial para el discípulo.
Seguir al Pastor, significa seguir al Maestro, aceptar su estilo de vida y cambiar todo aquello que nos aleje de Él y quite fortaleza a nuestra fe porque como Buen Pastor nos marca de forma clara como debemos seguirle. Y, aunque nosotros nos desviemos del camino, Él no nos condena, ni nos hace sentir culpables, simplemente nos acoge y nos vuelve a guiar de forma amorosa.
¿Seremos nosotros como comunidad capaces de hacer lo mismo? Tengamos presente que la comunidad que conoce, escucha y responde a la llamada del Pastor, anuncia su mensaje, se pone al servicio de los marginados y celebra el misterio pascual.
En esta comunidad podemos proclamar que ¡Cristo vive! Y el mandamiento del Amor se vive.
Tengan buena semana y déjense querer por Dios.