Llegamos, poco a poco, al final del camino que, a un mismo tiempo, es el principio.
Han pasado los días y Jesús está a nuestras puertas. ¿Estamos preparados para recibirlo?
En unos días nos reuniremos con nuestras familias para tener copiosas cenas, para intercambiar regalos porque llega Santa Claus o Papa Noël, para ir a fiestas elegantes y caras donde abundarán la comida y la bebida…
El ruido, los colores, la fiesta,… ¿cómo recibiremos al recién nacido así? ¿Escucharemos su llamada?
Si María y José vinieran una de estas noches a pedir posada seguramente se encontrarán que ninguna puerta se les abre, porque todas las casas estarán demasiado ocupadas para abrir a dos forasteros que quieran pasar la noche al resguardo del frío.
Jesús volverá a nacer un año más entre las pajas de un establo, en un país invadido, o en un país con paro, o en un país con enfrentamientos, o en un país con egoísmo,…
Nacerá en cada rincón oscuro, en cada persona que se encuentre sola, en los corazones enfrentados, nacerá en todos y cada uno de los rincones de la tierra; pero sólo unos cuantos podrán verlo, sólo unos pocos lo sentirán llegar, porque los demás estaremos ocupados celebrando una fiesta que poco a poco pierde sentido, porque los demás estaremos atrapados por el ruido, las luces y los regalos…
¡¡¡feliz NAVIDAD!!!